Sobre este proyecto artístico

Por alguna razón, el dolor de los otros, que erróneamente consideramos ajeno, nos llega en una lengua desconocida.

José Tolentino

Este proyecto es una “caja de recuerdos” para elaborar el duelo.

Nace de la terrible travesía por el duelo perinatal que estamos viviendo y cuya peculiaridad es justo esa: que no hay recuerdos.

Primero nos lo dijo una enfermera en el hospital, que era muy importante tener una caja de recuerdos a la que volver. Después, leyendo todo lo que encontraba en la red sobre el tema, los psicólogos siempre lo recomendaban… pero ¿cómo hacer una «caja de recuerdos» de una persona a la que no abracé, no pude apenas tocar, no escuché llorar, no sentí su olor, ni su tacto, ni su peso, no me miró a los ojos…? 

La labor se me tornaba muy difícil, pero el cuerpo me lo pedía. Tal vez, si me encerraba en casa y dejaba fluir la creatividad, me lograría sentir un poco mejor. Con los meses he entendido que cualquier cosa, por nimia que parezca, es un tesoro para el que sufre y, tomar pequeñas decisiones para la caja, se transformó en pequeñas caricias al corazón. A pesar de habitar la derrota, a través del Arte, mi perspectiva vital se abría.

Así, empecé la caja.

Estos meses, no sólo se ha convertido en mi salvavidas, ha sido mi leitmotiv.

Al principio pensaba que simplemente estaba usando el arsenal de herramientas, acumuladas en mi mochila, para atravesar este desierto. Ahora me gusta más pensar que, si he sido capaz de mirar al dolor cara a cara, es porque toda mi vida me he estado preparando.

El mérito de haber podido crear «nuestra caja» de Félix no ha sido sólo mío. Cada objeto tiene detrás profundos debates sobre la vida y la muerte, charlas de madrugada sobre los materiales a usar, abrazos y silencios, largas tardes de comprar «opciones posibles para la caja», meter y sacarlo todo una y otra vez y, sobre todo, el respeto y la comprensión de mi pareja hacia la forma de expresarme.

Cuando se me ocurrió el concepto de trabajo, me pareció tan bello, que tuve que hacerles una «mini caja» a mi madre y mis hermanas, agradeciéndoles así lo que me ha ayudado que lloren conmigo. Se la envié para que la recibiesen a la vez… fue como presentarles al bebé que no abrazamos.

Después continué con la nuestra; y es la que aquí, en este blog publicado entero de una sola vez, desgrano. He usado los diferentes objetos en la caja como punto de partida para contar nuestra historia… y para adentrarte en ella tan sólo tienes que clicar cada imagen de OBJETOS EN LA CAJA.

No sabría explicar muy bien la necesidad de compartir públicamente este proceso, pero siento que brota, poderosa, desde el interior. Por eso he hecho este blog. Ahora pienso en transformarlo en un libro. Pienso también, en enviar versiones de la caja a las familias que me lo pidan o en hacer un manual DIY para que, aquel que lo requiera, pueda encontrar el consuelo que yo he encontrado fabricando la caja.

Creo que en el fondo lo que me da miedo es darla por acabada y dejar de abrirla.