Buganvilla en el balcón

Quien no tenga paciencia para esperar que germine la simiente, jamás experimentará la alegría de verla florecer.

José Tolentino

Mi amiga Ani me regaló una buganvilla por mi cumpleaños hace dos años y, desde que la tengo, ha crecido muchísimo en el balcón. Tanto, que se ha convertido en un símbolo muy característico de nuestra casa.

La mañana que los de la funeraria se iban a llevar a Félix para incinerarlo, le pedimos a mi hermana Rocío que nos trajese de casa una foto muy alegre que nos hicimos, semanas antes de la tragedia, Jesús y yo en un fotomatón. En ella estábamos exultantes. Nos pareció el mejor recuerdo de lo felices que habíamos sido con él, y así queríamos que nos sintiese nuestro pequeño.

Mi hermana, con total acierto, también le hizo un ramillete de buganvilla.