50 ml de aire

La vida requiere de la paciencia del alfarero, que, para modelar una vasija que le satisfaga, hace 200 sólo para entrenar el gesto y la habilidad, para ensayar su idea.

José Tolentino

Leí, en alguna página web, que se estima que en la primera respiración de un bebé al nacer, éste inspira 50 ml de aire, y en las siguientes respiraciones sólo vacía y llena un poquito los pulmones.

Estuve, una tarde entera, intentando averiguar si eso era cierto y cuanto pesaría el aire de esa primera respiración. Si 1 metro cúbico de aire pesa 1.205 gramos y 1 cc es igual a un 1 ml, tan sólo tendría que hacer una regla de tres, teniendo en cuenta que los pulmones de Félix pesaron más que la media. ¿En qué objeto convertiría esos gramos? ¿Para qué representar esos gramos con otra materia, si el aire ya era perfecto? Pensé en una caja vacía con su etiqueta correspondiente o en una esfera de plástico encastrable, de esas de árbol de navidad. Luego visualicé un rotoscopio circular movido al soplarlo o un globo de color. Y ¡voilà! apareció ante mí la mejor representación del aire que Félix no llegó a respirar: un molinillo de papel.

Soy incapaz de abrir la caja, una sola vez, sin hacerlo girar.